lunes, 27 de agosto de 2007

Estamos solos, primito ;)


Vídeo: Roger Daltrey (Tommy) & Paul Nicholas (Cousin Kevin, el psicópata)

Opera rock de The Who, y la mejor película que he visto en mucho tiempo. ¡Es de obligación humana verla!


COUSIN KEVIN - THE WHO

We're on our own, cousin.
All alone, cousin.
Let's think of a game to play
Now the grownups have all gone away.
You won't be much fun,
Being blind, deaf and dumb,
But I've no one to play with today.
Do you know how to play Hide and Seek?
To find me, it would take you a week!
But tied to that chair,
You won't go anywhere.
There's a lot I can do to a freak!
How would you feel if I turned on the bath,
Ducked your head under and started to laugh?
Maybe a cigarette burn on your arm
Will change your expression to one of alarm.
I'm the school bully,
The classroom cheat,
The nastiest play-friend
You ever could meet.
I'll put glass in your dinner,
and spikes in your seat.
I'll drag you around
By a lock of your hair,
And give you a push
At the top of the stair!
What would you do if I
Shut you outside
To stand in the rain and
Catch cold, so you'd die?
I'm the school bully,
The classroom cheat,
The nastiest play-friend
You ever could meet.
I'll stick pins in your fingers,
And tread on your feet.
We're on our own, cousin.
All alone, cousin.
We've thought of some nice games to play
While the grownups has all gone away.
You weren't too much fun,
'Cause you're blind, deaf and dumb,
But I'd no one to play with today.

miércoles, 22 de agosto de 2007

Mi cantunta

Pronto volveremos a nuestro arbolito.
Quiero seguir colgada en tu rama.
Te quiero, princesa piesguisados.
Mis deditos azules, mis deditos azulados.
Princesa que sonríe y recuerda entre tardes de té.

viernes, 17 de agosto de 2007

Dos viejas cartas a Lily

Mi pequeña Lily:
Mi arcoiris perdió su color. Y ahora es gris, tiene siete matices distintos de gris. Siete. Pero siguen siendo grises. Traté recuperar su gama. Sí, creéme que lo intenté, pero no era bonito, el gris siempre asomaba bajo los colores que le forzaba con mi pincel, y ya no es lo mismo. Y mis óleos se gastaron. Ya no quiero volver a intentarlo. No quiero, porque sé que no dará resultado. En el fondo, debajo de toda esa pintura mi arcoiris sigue siendo gris. Y yo no quiero un arcoiris mal vestido de colores pero con el alma gris. No tiene sentido ¿tu se lo ves?
En fin, como te he dicho es totalmente gris ahora, y no lo culpo a él. Fui yo quién le robó sus dulces tonos. Intentando mejorarlos, el se volvió contra mí...
Antes tenía un bonito arcoiris, uno de verdad, con sus siete colores brillantes y bien difumindados. Pero me vino la magnífica y estúpida idea (digna de alguien como yo, ya me conoces) de avivarlos. Y se avivaron, sí. Ya lo creo que se avivaron... Brillaban, brillaban muchísimo, tanto brillaban que sus colores parecían lenguas de fuego resplandecientes... Y de tanto que lo parecían, esas imaginarias lenguas de fuego se convirtieron en llamas. Al principio las llamas eran de miles y miles de tonalidades que se fundian unas con otras formando más y mas tonos. Entonces mi arcoiris dejó de tener sus siete colores y pasó a tener muchísimos más, y a mi eso me parecía genial, me encantaba. Qué estúpida. Sí, porque de tanto y tanto fuego, mi arcoiris se quemó... y esas cenizas son las que lo han vuelto gris.
Pero ¿sabes qué? Ya me empiezo a acostumbrar a su color grisáceo.

Querida Lily:
El Ser de las torres de luz existe ¿lo sabías?
Vaga de noche por los cables de alta tensión. De día juega con las palomas que ahí se posan para ver como las gotas de vida les dañan los ojos ciegos. Consuela la tristeza de ellas, y se compadece cuando alguna se tambalea antes de morir, cortocircuitada.
El Ser de los Postes Eléctricos vive en las quinquésima segunda torre del vigésimo país (más concretamente en la séptima ciudad). Nunca ha pisado la tierra. Es equilibrista y solo camina en lo alto de la electricidad tintineante. Nadie lo ve. Y el no ve a nadie. Solo la silueta dormida de las sucias aves con quienes comparte su existencia (aunque ellas no lo sepan del todo).
Mañana, o algún día futuro, cuando El Ser de los Postes desaparezca una paloma llorará sin saber porqué. Pero tu sí lo sabes ahora.
Así que no lo olvides: cuando una paloma llore sabrás que has perdido todas tus oportunidades de ver al Ser de las Torres . Obliga a tus esperanzas a morir, o vivirán engañadas de por vida. Cuando en los ojos de una paloma asome una gota de agua salada, ten compasión y cuéntale porque llora. Pero no le permitas que vea que a tí también se te aguan los ojos.

domingo, 12 de agosto de 2007

¿Es belleza?

Y estallo:
Río al ver como se desvanece tu cara en un remolino de vómito azul. Se pierde tu mirada gris, fría. Inexpresiva. Haciendo que mi corazón resbale y tropiece como cucarachas torpes. Gritas, sin emitir sonidos, a través de la nebulosa imperfecta de mi mente.
¿Quién te avisó de mi existencia? ¿Cómo aprendiste a caminar descalzo en este áspero mundo? ¿Por qué no te preocupa el rugido de la muerte ni el lejano piar?
Se te olvidó llorar lágrimas secas, nunca supiste valorar los suspiros de las hojas moribundas. Nunca mojaste tus pies en el barro sediento ni aprendiste a caminar, casi ausente, por las paredes blancas.
Se acabó tu tiempo y solo sabes sonreírle a la inmundicia que ven tus ojos ¿qué otra cosa pueden ver? La costumbre te ha ganado. Ahora aceptas la crueldad e indiferencia como normal, simple y correcta. No debería asombrarme. Y, de hecho, no me asombra. He perdido esa capacidad.
Hay verdades que dan asco, pero las adoras al no conocer nada mejor. ¿Por qué preocuparnos?
Pronto, y sin saber como, se habrá acabado el humo puro que respiramos. Y moriremos con una mueca sonriente. ¡Felices! Felices, ahora sí, de partir a ningún mundo.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Ghostly smile, my kid

Good bye, my little sky.
Mad bye.

I'll see you someday in the orange hollow
of your smiling eyes.

My wheeze: someone, a little muggle-dum
will think about you forever,
in the reality of a simple heart.

Rememberin' always the paper and the black letters
impressed with the wit of your brave soul.

Because I can now gaze at you ghostly laugh.

That's my sincere, ironic, pain.


<3


Real tears, fake stories

martes, 7 de agosto de 2007

Sir Lunático

El Señor Lunático Desquiciado piensa. Siempre piensa, es lo único que sabe hacer. O quizá sea lo único que le ayude a mantener la cordura en su oscuro refugio. Sir Lunático tiene miedo. Miedo al miedo. "¿Qué clase de miedo es este?" se pregunta a menudo.
Nunca ha sabido responderse. Solo sabe encerrarse y apartarse del resto, es un niño grande que nunca terminará de crecer.
A veces camina silenciosamente por un largo pasillo: vacío, como su corazón. Temblando, como si temiera ser descubierto en su propia casa. Como si vivir fuera un crimen y tuviera que hacerlo a escondidas. En muy contadas ocasiones enciende un vela azul. Está tan poco acostumbrado a la luz que no puede mantenerla encendida más de diez segundos sin que sienta que le arden los ojos.
Hoy el Señor Lunático Desquiciado encendió su vela. Y se quedó pensando, y pensando, y pensando en cosas que nunca pensó llegaría a pensar. Estaba tan absorto en sus incoherentes razonamientos que no se dió cuenta de que la barrita de cera azul se consumía lentamente ante sus ojos, hasta desaparecer en medio de un charco caliente.
Pero no desapareció del todo, no para Sir Desquiciado. El espectro de lo que fué la brillante llama de la vela se quedó impreso en sus ojos. Y ahora mire a dónde mire lo acompaña una estela luminosa. Un fantasma dorado que no existe, pero que está más presente que nunca en su mirada. Ya no está solo... y tiene miedo.

28 de enero, 2007

De sonrisas tristes y demás contradicciones

Una vez, en un pequeño pueblo vivía un chico. Pero no era un chico normal. Nuestro protagonista siempre estaba triste, sin embargo, siempre sonreía. Cuando dormía, cuando hablaba, cuando paseaba, cuando comía... ¡Siempre!
Nunca nadie lo había visto triste. Jamás había dejado escapar una lágrima de sus ojos. Pero no porque el no quisiera, simplemente no podía. Su eterna sonrisa era un gesto que no podía borrar de su cara por mucho que lo intentara. Era un sonrisa preciosa, pero como sólo el sabía, no era sincera. Y la odiaba, odiaba parecer feliz cuando siempre había estado triste.

Cuando paseaba por la calle la gente se paraba a contemplar su sonrisa con un gesto embelesado. Nadie nunca le habló, todos estaban demasiado ocupados observándolo como para dirigirle la palabra; nadie parecía darse cuenta de que su boca también servía para emitir sonidos. Así pasaba todos los días, salía a la calle con la esperanza de hablar con alguien, pero nadie lograba articular una palabra ante su presencia. Era como si el mundo se detuviera ante su sonrisa. Todos se maravillaban ante la felicidad que irradiaba el chico.

Al llegar a casa, siempre lamentaba su desgracia ante el espejo, odiándo cada vez más su estúpida sonrisa.
¿Estaba condenado a tener que mostrar una felicidad que no sentía? ¿Lograría mantener alguna vez un conversación con alguien? ¡¿Nadie se daba cuenta de que realmente no era feliz?!

Una mañana como otra cualquiera, al despertar después de una noche en la que como de costumbre no soñó nada, decidió poner en práctica una idea que llevaba mucho tiempo rondando su cabeza.
Tomó unos alfileres y se los clavó en las comisuras de sus labios, transformando así su sonrisa en una grotesca mueca de tristeza. Con la sangre que le chorreaba por la barbilla después de los brutales pinchazos, se pinto unas lágrimas que se deslizaban desde sus párpados, atravesaban sus mejillas y morían en su barbilla.
Dolorido y a la vez decidido se dispuso a salir a la calle para mostrar sus verdaderos sentimientos ante la incomprensión de los transeúntes con los que se cruzaba, y que alguna vez, habían envidiado una felicidad inexistente. La primera persona que lo vió fue una niña de unos nueve años, que tras mirarlo un rato con los ojos como platos, chilló:
El Chico Feliz! ¡Es él! Parece triste...
Todos los vecinos de la zona se asomaron curiosos por las ventanas de sus casas, los caminantes detuvieron su marcha y se dirigieron hacia él para ver que pasaba. Al ver al chico que había alegrado sus días durante tanto tiempo con un terrible gesto de sufrimiento y chorreando lágrimas de sangre se compadecieron de él, e intentaron consolarlo. Entonces, el chico triste dejó ver en sus labios una fugaz, pero ahora verdadera sonrisa que nadie vió. Su corazón salto de felicidad ¡Por fin se daban cuenta de que era un chico triste!


(...en un mundo lleno de contradicciones)

18 de noviembre, 2006