domingo, 25 de noviembre de 2007

Niños de hielo

Bajo la silenciosa noche
descansa un ebrio y confuso mundo.
Sobre él, se aman dos corazones fríos,
aunque vehementes
(Y por qué no, también dementes).

A lo lejos, se percibe una forzada respiración precedida por la aparición de un nublado vaho en su frágil cuello de cristal. Es así como la niña de hielo condensa los suspiros fríos del niño helado en su triste boca. Y deja escapar su último aliento, susurrándole al oído:

-Bebo, trago y siento tu corazón vacío;
ahora, y para siempre eres mío.
Déjame, amor, sentir tu calor helado,
el ardor de tu corazón, y de tus labios morados
Fundiéndote en mí, niño, permanece aquí abrazado
el calor refrigerante adormeció tu vida a mi lado.

sábado, 17 de noviembre de 2007

¡Yo estuve ahí!



A la vez que "la maza", esta canción, sonaba, nos deslizabamos desde dónde Silvio era un puntito amarillo hasta las tribunas de los ricos y, sentados a sus pies, nos encaramos con nuestro trovador.
Respirando el mismo aire que respira el rey, mi rey, de las flores. Llorando y cantando con la mejor compañía: "Miyara", y telefónicamente con Cantunta y Potita, y cincomil pajaritos desafinados además.

Mejor cállate tú

sangre coagulada, nunca azul,
estancada, por no limpiar la impura pureza

cállate tú
descendiente de Fernando VII, tu imperio ya terminó

calla, cállate tú
que has sido impuesto por tu sangre y no tus méritos

cállate,
que sólo sabes leer discursos preparados
y en cuanto escupes palabras pensadas
deseas haber callado

calla porque no eres quién para hacer callar las verdades
y porque jamás negarás de nuevo
lo que el pueblo colonizado ha reclamado:
la igualdad
esa que por tu simple existencia nos había sido negada

quédate en tu españa monárquica
canta, de nuevo, tus himnos juntos a tus congéneres
y elogia, si quieres, la estabilidad de la represión
de la falsa democracia y del capitalismo descontrolado
entretén, también si quieres,
a las doñas que precisan tu existencia

pero fuera de tu país, por favor, cállate

viernes, 9 de noviembre de 2007

Tuto troca e da medo

El comienzo del principio del cambio cree llegar, y entonces, cuanta más ilusión pones en ese cambio, vuelve el estancamiento... el a veces jodido, y otras veces agradecido, estancamiento.
Pero este de ahora... este es jodido; es un estancamiento que amenaza con ser prolongado. Y no sabes si luchar por sobrevivir para llegar a la meta. A veces se te quitan las ganas de hacer planes y también las de vivir improvisando.
No quieres vivir esa vida sin propósito alguno más que el inmediato. Pero quieres que esa etapa de incertidumbre pase rápido, de modo que sin darte cuenta el tiempo te devora. Y lo agradeces. Y lloras por desperdiciarte.
(Pero recuerda, llorar es el lujo de los bien abastecidos).
Te asusta pensar que en la vida sacrificas tu tiempo pensando en un futuro que nunca llegará, y te olvidas de el ahora. ¿Pero qué hacer si el ahora no te gusta? ¿Que hace la gente normal cuando no sabe qué le gusta?

Llegas a la misma conclusión: quizá necesites un cambio grande. Quizá, y solo quizá, temas la monotonía a la vez que el devenir curioso. Quizá, ahora más que nunca, sientas no tener una sola certeza. Y, claro, una incertidumbre tan agresiva siempre te asusta, te desgarra, te confunde y a la vez te insensibiliza de forma terriblemente vehemente.
Y las contradicciones se disparan una vez más.
Y no sabes. ¿No sabes? ¿Saber qué?. No, más bien soy yo ¡yo!. Soy yo quien no sé: no sé conversar conmigo misma, y por eso te invento, deseando me seas ajeno. Otra vez será el miedo, mi miedo. Ese (mi) sentimiento por excelencia:
Miedo al cambio y a la permanencia. Miedo a lo conveniente y a la emoción. Miedo al mundo, su belleza y mi incapacidad para apreciarla. Miedo al tiempo y su imparable paso. Miedo a la prolongación de algunos momentos. Miedo también a la responsabilidad y a saberme irresponsable. Miedo a la lucha, y también a la pasividad. Miedo a la certeza, a la lejanía, a la gente y la pseudo gente. Miedo al olvido, miedo a recordar.
Pero esencialmente; miedo a alimentar una vida de innecesarios miedos.
Los miedos de la cobardía.

sábado, 3 de noviembre de 2007

Los reyes del mientrastanto

El rey, sapientísimo,
camina sobre las ruinas, perfectas,
de su propia pedantería.
El pueblo, ignorante,
alaba su alegoría,
y no pretende ascender,
pues mal caería.
(La feliz rutina nos consume,
a todos, en tinieblas de alegría.)
De mente vacía,
de alma completa.
Hallamos la distinción
en una realidad concreta.

Y, mientras tanto,
la Superiodidad
se lija el cerebro
con agujas de verdad.
Y, mientras tanto,
los niños, ineptos,
no saben jugar.
Y, mientras tanto,
el amor es prohibido
por no ser racional

Y es así que, día a día,
concurre el ganado
-sin amor ni poesía-
a crear vida funcional.

(Sin saber, sin embargo
que lo funcional,
no funciona para la verdad.
O mejor, un mientrastanto:
para mi verdad)

jueves, 1 de noviembre de 2007

Hocus pocus!!!




¡Abracadabra!