viernes, 25 de diciembre de 2009

Que astucia!


En los jardines de la realeza mas irreal.

sábado, 19 de diciembre de 2009

¿cómo puesde tu vivir tan... sola?

viernes, 11 de diciembre de 2009

Cuando la voluntad tiene vértigo

Es triste hablar sabiendo que nadie te escucha, pero más triste aún es no saber hablar de manera que puedas captar la atención de los que, ante la duda, somos sordos. Por el bien de la normalidad algunos defendemos el silencio aprobador de cortesía. Y mientras, en mi cabeza, hay una desenfrenada tertulia de pensamientos que me desenchufan de las formas a priori de la sensibilidad. Fenómenos que me son ajenos, a prioris injustificados que pululan por mi mente indecente. A veces me siento incapaz de vivir e interiorizar esas normas que la vida implica. Las formas parecen lejanos fragmenos de una película de serie Z. Las vibraciones más nimias de sutiles sonidos atacan mi percepción auditiva, violando una frágil sensibilidad, empujandome a la inacción y dándole cuerda el reloj de los latidos hasta hacer oxidar su mecanismo. La vida empieza a parecer un juego extremadamente dificil, no ya de ganar, sino simplemente de controlar porque en cualquier momento puede haber un cortocircuito.
Creo que me estoy volviendo un poco loca.

martes, 8 de diciembre de 2009

Me vienen a convidar a tanta mierda

sábado, 5 de diciembre de 2009

oh! melancolía (no soy de donde hay un río)


...aquí está mi pequeño instante, borroso, borracho y borrico, ay chico, mira esas sábanas, sábana blanca colgá en los balcones. Y la familia, y Jabao y la rata (mal me trata).
Me acerco a lo verde, me subo al camioncito, el viento en la cara y el ambiente... no sé, quizás solo sea el presente. Ahora es solo un pasado rosado, el presente no es es tan suave: un poco áspero, incógnita estructural. Así que vuelvo a la Quintica preciosa. Dicen que está como a cinco cuadras. Y cinco más, más...
La gente se mea por el camino y se nos acaba el agua. Raúl la rata no huye, es linda.
Y camina que te camina los niños nos ofrecen unos mamones pa comer. Epa, sí, tráiganlos. Pero se van, y nos vamos, y ya se ve el río, que esta sucio de naturaleza; sin pintura azul, sin cloro y con gente y algas dentro. Piedra sangre y chapoteo. Nadie quiere entrar en la naturaleza. Pero esta niña se lanza sin pensar al rio de Silvio. Y los demás, también. Solo la cubana europeizada nos mira desde fuera y nos cuida. Y que si una mano nos tira piedras, y que si el agua está tibia, y si Jabao se moja sigue seco. Y nos vamos que el camión no espera. Llueve y fuman. Si el camión se escapa podemos mendigar calor y arroz. Pero no, ya llegamos apretaos y cantando no jany no cry.

jueves, 8 de octubre de 2009

cuando la necesidad agudiza la creatividad.

sábado, 3 de octubre de 2009

¡Búscate una vida!

De repente apareces un día en el mundo, y así, sin más, tienes que aprender las reglas del presente.

El presente se esfuerza en crear el paraíso que el pasado no nos permitió vivir. Y puesto que a gran escala todo paraíso fracasa, nos empeñamos en vivirlo en soledad...

sábado, 12 de septiembre de 2009

caleidoscopio . . . *

lunes, 7 de septiembre de 2009

¿Por qué llevas ropa si no hace frío?

Nunca vemos el polvo que nos rodea hasta que un rayo aislado de sol lo delata, suponiendo que en ese mágico momento estemos predispuestos a prestar atención a tan nimio acontecimiento...

miércoles, 26 de agosto de 2009

Como somos

Como se nos van los años
Ahora cuesta recordar
Y tenemos mas edad
Ahora somos un cuaderno
De recuerdos arrugados
Y nos vamos a un entierro
De una amigo que tuvimos
De un amigo que esta muerto.

Todo tenemos parientes, tenemos
Todos por algo lloramos, lloramos
Somos de una vida corta, sabemos
Todos siempre nos buscamos.

Como se arruga la piel
De nuestros seres queridos
Como por las bocas viejas
Se nos van yendo las venas
Menos palabras tenemos
Somos menos inocentes
Y como vamos creciendo
Para se después la gente.

Todo tenemos parientes, tenemos
Todos por algo lloramos, lloramos
Somos de una vida corta, sabemos
Todos siempre nos buscamos.

Como explicarnos el viento
Que nos pega en este invierno
Como explicarnos la muerte
Que llega y es un recuerdo
Somos como barrilete
Que vuela y se rompe en flecos
Somos con la tristeza
Que llega otoño y nos deja.

Todo tenemos parientes, tenemos
Todos por algo lloramos, lloramos
Somos de una vida corta, sabemos
Todos siempre nos buscamos... Amamos... Lloramos... Peleamos...

Sabemos...



Piero

leproso moribundo

I

Y yo le digo a la gente que no es bueno dormirse en la nostalgia, pero la nostalgia está siempre fabricada de ronquidos sordos. Eco deslumbrante del que grita sin aliento en medio del dolor de tanta gente que no sabe lo que quiere, que no sabe lo que es y que no hay tabaco. Fueron a buscarlo y se quedaron en blanco, porque se dieron cuenta de que, realmente, no sabían que habían ido a buscar y si merecía la pena seguir caminando por ese camino tan tortuoso. Sin embargo, la luna mostraba su cara triste, como en las noches en que las horas pasaban una tras otra sin sentirse en el cuerpo. Tendió sus manos, respiró y se sintió aliviada de no estar sola. Y aunque quizás no supiera nunca quien era, por primera vez tuvo calma y paz en su alma.


II

Contra el miedo al folio en blanco lo mejor es el tiempo. Lo mejor y lo único que ordena el espacio. Sin esta coincidencia entre tiempo y lugar no se podría dar ningún conocimiento, porque el conocimiento no existe y es que en este mundo todos tenemos un poco de músico, poeta y loco. Y de cansados de no poder desaparecer para no ver mis mentiras.
Quise cerrar la puerta, no volver a recordar. Poder borrar de mi memoria ese momento hostil. No se porque, siempre es volver a este punto y entrarme ganas de vomitar sin rechistar. La mugre camina en mi estomago y no lo puedo evitar. Tanta absurda rima me exprime el corazón. Puta y reputa imperfección infecciosa, que no nos deja seguir respirando sin saber que la utopía no ha dejado de serlo.

jueves, 13 de agosto de 2009

el delicioso fenecido

I

Después de la satisfacción del almuerzo aparece una vorágine insaciable de necesidades infinitas, y piensas "Puesto que ya estoy satisfecho, no es recomendable mantener este estado de paz con mi biología, ¿estado de entropía en mi cabeza?" Se cierra y abren puertas y ventanas y las tortugas entran volando y eligen sandía para desayunar.
El el amuerzo comía unas semillas que le permitían una alimentación completa que le capacitaba para trabajar durante todo el día sin descanso. Sin embargo, lo que no sabe es todo aquello que cree no tener a su alrededor de forma que existe. Y continúo el viaje... viaje dulce e intenso inducido por la extraña y pusilánime absorción de ese principio activo causante de irreal felicidad digna de cualquier gallardo galán.

Equipo de redacción: Sofi, Neli, Kuma, Riki, Negro.

II

Ya lo decía Isaías: "No te preocupes hermano", y ese año hubo mantequilla para todos, el pequeño Spoonmeyer será por fin feliz. Es lo que siento cuando veo cosas nuevas como puede ser paisajes, plantas, animales... entonces pienso en todos esos lugares que hay para visitar y aprender cosas nuevas que encaminen el viaje. Y pensar como llegar a nuevos lugares, donde encontraba a pesar de los escrito un sentido, una coherencia que más que desconcertarme me transmitía tranquilidad. Algo así como reconocer un olor familiar a la infancia. Siempre es agradable la redundancia. LLueve sobre mojado. Mienten los análisis que decían que sus espermatozoides eran demasiado lentos, mienten los que dicen que su epididimo se hubiese atrofiado.


Equipo de redacción: Riki, Kuma, Cristian, Sofi, Neli.

martes, 28 de julio de 2009

Canción mansa

"A veces pienso que todo el pueblo,
es un muchacho que va corriendo
tras la esperanza que se le va...
La sangre joven y el sueño viejo,
pero dejando de ser pendejos
esa esperanza será verdad"


Alí Primera

martes, 7 de julio de 2009

Nocturnas ocurrencias

-Lo que pasa los dos tenemos bichos malos. Y cuando estamos juntos esos bichos se pelean y se matan. Y entonces ya no hay bichos malos
-Pero cada día hay bichos nuevos que matar.
-Claro. Esa es la dicotomía universal.

viernes, 3 de julio de 2009

Como el parásito se convierte en perro

SEMIOLOGÍA DE UN PERRO CALLEJERO

El cinismo es una de las muestras más radicales de la filosofía helénica. Para los cínicos la forma de vida es inseparable del pensamiento filosófico pues ambas cosas -vida y pensamiento- se influyen mutuamente. En palabras de Spinoza “las pasiones externas influyen en las pasiones internas y viceversa”. En ocasiones en concepto de cinismo puede ser malinterpretado, por lo que en la actualidad suele tener connotaciones bastante negativas (baste mencionar el mal llamado síndrome de Diógenes). Para salvar estos errores en primer lugar sería conveniente definir lo que entendemos por cínico. Si hablamos coloquialmente de una persona cínica, queremos decir que es desvergonzada y no teme a criticar lo que le parece reprobable usando altas dosis de sarcasmo, es decir, que entendemos por cínica a la persona que provoca malintencionadamente.

Aún así, desde un punto de vista histórico, el origen de la palabra cínico, se remonta a la Grecia helénica y proviene del vocablo kynos (perro) que pronto derivó en kynikos (aperrado). Es por esto que la filosofía cínica es una filosofía anclada en la naturaleza, que rechaza las convenciones y construcciones sociales en pro de una vida sencilla, de la vida de un perro callejero. Según un discípulo de Aristoteles “hay cuatro razones por las que los cínicos son llamados así. La primera es por la indiferencia en su manera de vivir, porque cultivan la indiferencia y, como los perros, comen y hacen el amor en público, van descalzos y duermen en toneles y encrucijadas... La segunda razón es porque el perro es un animal impúdico, y ellos cultivan la desvergüenza, no como algo inferior a la vergüenza, sino por encima de esta... La tercera es que el perro es un buen guardián y ellos guardan los principios de su filosofía... La cuarta razón es que el perro es un animal selectivo que puede distinguir entre sus amigos y sus enemigos; así ellos reconocen como amigos a quienes atienden a la filosofía, y a éstos los tratan amistosamente, mientras que a los contrarios los rechazan, como los perros, ladrándoles”. Quizá también pudiera añadir una quinta razón por la que el adjetivo perruno encaja perfectamente en el pensamiento cínico y es que tanto los perros como los cínicos son animales autónomos, que no tienen problemas al rechazar las convenciones y viven conforme a su propia naturaleza sencilla.

Diógenes de Sinope, el más popular de los cínicos encontró en los animales, y especialmente el en perro, su modelo de conducta viendo en el un perfecto ejemplo de vida despreocupada y sincera. Es por esto que cuando sus conciudadanos atenienses lo apodaban perro con una intención peyorativa Diógenes se enorgullecía pues su actitud ante la vida era deliberadamente animal. Pretendía con esto desligarse de las obligaciones que le imponía una sociedad enferma y deshonesta, una sociedad que no acepta su propia naturaleza animal y se avergüenza de ella tratando de ocultarla bajo vacuos refinamientos artificiales.

EL DESAPEGO

En una civilización que no merece ser obedecida los cínicos buscan la autarquía, buscan emanciparse de los valores convencionales impuestos, “muerden” a todo aquel que pretenda coartar su libertad e incluso optan por desprenderse de todo objeto que los ate y que condicione sus vidas. Cuenta Laercio que cuando Diógenes vio como un niño bebía agua con las manos en una fuente, comentó “Este muchacho me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas”, y tiró su escudilla. Con esta acción Diógenes es un claro ejemplo de la frase “no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita”. Y Diógenes no necesitaba más que una tinaja en la que guarecerse, un manto, un morral y un bastón para apoyarse.

Yendo más allá el desapego material el cínico renuncia a cualquier cosa que ponga en peligro su propia independencia, ya sean los compromisos afectivos, los recuerdos, los placeres inciertos e innecesarios, etc. La independencia y la libertad son pues, superiores al placer; los placeres crean dependencia y la dependencia infelicidad. La felicidad para los cínicos consiste en la virtud e independencia del alma humana, y en la práctica continua de la filosofía como forma de vida, una vida cuyo máximo exponente es la liberación de las necesidades perecederas que conllevan las pasiones.

Quizá podríamos hallar cierta relación entre este ascetismo cínico y el ascetismo del budista. Ambos buscan liberarse del apego a las cosas materiales o sociales que les impiden autorealizarse libremente. Pero mientras los budistas intentan desprenderse de su propio ego para lograr salir individualmente del círculo de la vida (samsara), de la conciencia de yo, los cínicos aspiran a encontrar la virtud pero no apartándose de la sociedad y negando su propio yo sino influyendo dialécticamente en sus conciudadanos. He aquí la influencia de la ironía socrática llevada a los límites del sarcasmo hiriente. La filosofía cínica tiene una teleología clara: el cambio social como medio para el cambio individual al que se llega mediante el ejemplo público. Por el contrario la finalidad del budismo clásico es el cambio interno del individuo pues presupone que de este cambio derivaran todos los demás cambios. En el budismo clásico encontramos una actitud pasiva con la sociedad, aunque no el budismo de Nichiren que tiene mayor alcance social y quizá se asemeje más al cinismo.

CINISMO URBANO DEL SIGLO XXI

El pensamiento cínico ha tenido grandes influencias en la actualidad, siendo quizás inconscientemente una referencia para los movimientos antisistema, anarquistas, libertarios... Un claro ejemplo de cínico del siglo XX es la figura del punk. Ambos rechazan toda autoridad ajena y promueven la autonomía del individuo ante los artificios creados por el Estado. En una sociedad alienada y gregaria, niegan los acartonados valores del nihilismo de sus respectivas épocas y atacan satíricamente a las causas de una supuesta libertad y de la imposición y aceptación de falsas verdades: verdades estas como la creencia naturaleza de la familia nuclear, el consumo como necesidad infinita, la defensa apasionada del progreso destructivo y la creencia en una identidad étnica.

Ante la sociedad de consumo inconsciente los punks propugnan el DIY (do it yourself, o “hazlo tú mismo”). En un anacrónico paralelismo vemos como los viejos cínicos con su rechazo a cosas superfluas defendían ya esa idea de independencia del estado de cosas en pro de unos valores más acordes con la naturaleza animal de los humanos.

En la sociedad griega, el cínico, aunque no dejaba de ser molesto con su humor corrosivo era socialmente aceptado y hasta admirado por un gran sector de la población, a la vez que actuaba como conciencia colectiva y para bien o para mal, influía en la vida pública. Lamentablemente quizá no podamos decir lo mismo de estos “neocínicos” urbanos, quienes son rechazados e infravalorados por gran parte de la sociedad. Quizá en este sentido habría que tener en cuenta también la influencia de los medios de incomunicación sobre las conciencias de los ciudadanos idiotas (en el sentido más griego de la palabra) que mantienen una relación mucho más estrecha con su televisor que con la gente de la calle, creando así una conciencia mediada y virtualizada en la que los prejuicios fabricados en antena son mucho más fuertes que la posibilidad de una experiencia real entre personas de distintas ideas que intercambian opiniones en la calle.

Quizá en la antigua Grecia, en sus calles y en su ágora pudiésemos encontrar relaciones verídicas, cara a cara, entre las distintas sectas del pensamiento. Los textos antiguos dejan constancia de la importancia del diálogo en la sociedad helénica, algo que nosotros hemos perdido al recluirnos en pequeños bloques amontonados unos encima de otros y mantener una continua relación con la monológica caja que no hace más que reafirmar nuestros prejuicios, sin atrevernos a salir de nuestro propio círculo ideológico por miedo a cambiar nuestros más interiorizados prejuicios.

TRANSMUTANDO LOS VALORES

“Ser tontos y tener trabajo, eso es la felicidad” dijo G. Benn. Es tarea del cínico del siglo XXI romper con esta concepción de la felicidad por una más auténtica, tarea casi imposible en un contexto alienante como el contemporáneo. ¿Cómo romper con los triviales valores humanos? Para encontrar la verdadera humanidad, una humanidad sencilla, una humanidad animal, emancipada, libre, una humanidad feliz que se acepte a sí misma dijo Nietzsche que “hay que haber encontrado antes la linterna, ¿tendrá que ser la linterna del cínico?” Hasta ahora hemos vivido sumidos en la oscuridad, o bajo luces artificiales que se nos muestran una realidad virtualizada y no parece haber una escapatoria a esta sociedad enferma de vacuas necesidades.

Una sociedad que no hace más que autodestruirse, que es un párasito para sí misma y para sus entorno. Quizá el parásito humano deba volver atrás, deba “involucionar” hasta que olvide su complejo de superioridad y pueda volver a vivir en una simbiosis con la naturaleza y con lo demás parásitos humanos y no humanos. A partir de ahora, el verdadero progreso consiste en destruir más que en crear, y es la lengua bífida del cínico la que acaso podría dinamitar nuestra moral destructiva, siempre y cuando, antes haya alguien que destruya los medios de embrutecimiento colectivo.

domingo, 28 de junio de 2009

Eres como un pájaro asustado

que desaparece
...y me estremece

martes, 23 de junio de 2009

Insomnio y antropología.

¡SUERTE! 12M

EL CAMBIO CULTURAL-> La cultura tiene un carácter incosciente. Aprendizaje situacional (individual y social). La cultura no es analizable de manera aislada.

Interpretación de hechos: ser - deber ser.

Decir, hacer, ¡sí!, ya... Y ya asumo que estoy fuera de lugar.

Tantas obviedades que ¡al final! pues... no son tan obvias... Y hay que recordarlas, para apuntar. No, no puedo hacer el apunte de un apunte sin mencionar dicho apunte.... sería un metaapunte ¡que metafísica obscenidad!

Si se van 100.000, somos un ¡rebaño!.

Yo soy dependiente del presente. Y ahora el surrealismo de mi pasado me parece tan ¿trivial?

Decisiones, siempre hay que buscar en ellas un giro de lo descerebrado a lo óptimo. Si no te asusta la percepción de la vida, es fácil, sí. Y me acaba de asustar la percepción auditiva de esa chirriante voz que tanto sabe... a mierda.

DESLUBRAMIENTO POR LA OPULENCIA OCCIDENTAL

¿El ateísmo es un tipo más de misticismo? Quién sabe. Sí, sabe el que cree.

El higienismo europeo.

Ateísmo dice que para existir tienes que concebirlo. No pienses en el elefante rosa.


Imaginas,

luego

refutas.

Globalización (in)comunicativa.

Los homeless son personas indigentes; indigestos contribuyentes que no digieren la comida ni la cultura.

Y quien sabe y a quien le importa, si solo soy otro microbio de este organismo. Que desaparece y no quiere porque su autoconsciencia le hace creerse imprescindible. Para sí.

La dogmaticencia no tiene reticencias.


¡Lucidez traumática!

Anomía, porque quiero y no puedo.

Que poco interesante resulta lo que no pasa por mi mente solipsista, la verdad.
Cambia la lente, hijamía, gira el objetivo y cambia de perspectiva. Vacía tu vaso y llénalo con otra agua, que al final va a ser la misma. Mar hay uno solo y agua es un único elemento. Alguna mezcla más, un micro distintivo casi rebañil, quizás. Nada imprescindible. Una molecula más, dos menos. Un pensamiento tal, con su líquido intocable, pero memorable -el mismo líquido pero con una gotita de superglue, para que no se vaya al mudo de loto-.
¿Dónde irá todo ese pensamiento olvidado? ¿Existe un lugar para ese pensamiento? Quién sabe, si exisitiera yo lo llamaría loto. Basta con ponerle un nombre para que exista y como consecuencia (o quizá como causa) no sea olvidado.

Ponle nombre a la existencia e irá tomando forma de concepto vacío. De vaso que deberá ser llenado en ese mismo mar.

domingo, 31 de mayo de 2009

quinceañera y mafaldita.


martes, 19 de mayo de 2009

Instrucciones para hacer el retrato de un pájaro

Pintar primero una jaula
con la puerta abierta
pintar después algo bonito
algo simple, algo bello,
algo útil para el pájaro.
Apoyar después la tela contra un árbol
En un jardín en un soto
o en un bosque esconderse tras el árbol
Sin decir nada, sin moverse
A veces el pájaro llega enseguida
Pero puede tardar años
antes de decidirse.
No hay que desanimarse
Hay que esperar
Esperar si es necesario durante años
La celeridad o la tardanza
En la llegada del pájaro
No tiene nada que ver
Con la calidad del cuadro.
Cuando el pájaro llega, si llega
observar el más profundo silencio
esperar que el pájaro entre en la jaula
y una vez que haya entrado
cerrar suavemente la puerta con el pincel.

Después borrar uno a uno todos los barrotes
cuidando de no tocar ninguna pluma del pájaro.

Hacer acto seguido, el retrato del árbol,
escogiendo la rama más bella para el pájaro,
Pintar también el verde follaje
Y la frescura del viento,
El polvillo del sol
y el ruido de los bichos de la hierva en el calor estival
y después esperar
que el pájaro se decida a cantar.

Si el pájaro no canta, mala señal,
Señal de que el cuadro es malo,
Pero si canta es buena señal,
Señal de que podéis firmar.
Entonces arrancadle delicadamente
una pluma al pájaro
Y escribid vuestro nombre
En un ángulo del cuadro.

Jacques Prévert

domingo, 17 de mayo de 2009

Nostalgia que entra por los oídos.

viernes, 15 de mayo de 2009

...una deuda transformada en pecado original y en literatura...

En su genealogía de la moral Nietzsche hace un trabajo arqueológico sobre el origen de los sentimientos morales y en especial la concepción judeocristiana de los sentimientos de culpa, compasión, pena… Su análisis no pretende ser historicista, sino más bien una crítica sagaz, con un olfato psicológico para los problemas que afectan a la conducta humana, una conducta enferma y vuelta contra su propia voluntad.

El animal humano primitivo, siempre fue un instintivo ser erguido y sin pelo. Este animal siempre escuchó a sus instintos, unos instintos que lo empujaban a vivir y aceptar su naturaleza y respetarla cumpliendo día a día una promesa para consigo mismo: dejar fluir sus impulsos naturales. Unos impulsos que eran su presente, él único que necesitaba. Su capacidad de olvido no le dejaba ver otra cosa, el humano fue un animal sin pasado, una animal libre y dueño de sus momentos. Ante este panorama ¿acaso el pasado tenía algún valor? Ninguno, pues lo que no ha existido, carece de valor. Este individuo premoral siempre estuvo anclado en sus percepciones de presente, en lo dado, y no en lo inútilmente recordado. La memoria en este ser era un esfuerzo innecesario dadas sus condiciones de vida, el hecho de recordar el pasado tenía como consecuencia la falta de presente, la falta de felicidad, la falta de vida. Por esto el animal humano, dejando de lado la memoria (cosa que no le supuso ningún esfuerzo) se convirtió en un especialista de la felicidad, su felicidad.

Pero este animal solitario empezó a humanizarse, empezó a vivir en sociedad. Al principio todo fue alegría, bailes y amor. Pero pronto todo esto empezó a institucionalizarse y el hombre tuvo que forjarse una memoria, una memoria que le permitiera cumplir promesas con los otros miembros de la sociedad, una memoria que hiciera posible la venganza y el pago, la pena y la culpa. Una memoria que hiciera al hombre calculable, regular, coherente en sociedad… ¡responsable!
Así se fue creando una sociedad en la que reinaban las costumbres, lo igual, lo parejo, lo continuo, lo gris. Ser moral, era ser común, era formar parte de un rebaño, era estar determinado y dejarse determinar por este. Ser moral era cumplir promesas, y de no cumplirlas, pagarlas. Ser moral… era tantas cosas y tan poca vida. Ser moral era recordarse a sí mismo de las exigencias de otros, exigencias derivadas de la relación social. Y el recuerdo de estas exigencias nunca pudo ser instintivo, por eso el animal humano emprendió un camino contra sí mismo, por eso el animal humano se fue adentrando en un abismo del que jamás ha podido salir. En un abismo de deudas, de deudas que no podían -que no debían- ser pagadas.

Y así las relaciones humanas, en principio naturales, pasaron a ser contractuales, pasaron a ser crueles. En estas nuevas relaciones la palabra dejó de ser suficiente, y la memoria que exigía estas nuevas relaciones fue fijada, además, con sangre y dolor. El hombre empezó a devorarse a sí mismo. Cuando una deuda no era pagada, cuando se rompía una promesa, el bien enseñado acreedor hacía aflorar sus más crueles y reprimidos instintos en un juego de equivalencias más sádico que necesario. Y es que el daño infringido por el no pago de la deuda no se saldaba con un servicio equivalente que pudiese beneficiar al acreedor, sino con un beneficio más psicológico que material. Con una especie de placer sádico que sentía el acreedor cuando podía dañar al deudor, una especia de voluntad de poder no comparable a ningún otro sentimiento posible en una sociedad moralizada y moralizadora. Era esta la única oportunidad que tenía el hombre civilizado para hacer uso de los impulsos que una vez le fueron negados, aquí el hombre tenía el derecho y el deber de no reprimir su agresividad.

¿Qué satisfacción es comparable a la de poseer la vida de otro ser humano? En este punto el acreedor era una especie de dios, el moroso era una pertenencia más del prestamista, lo mejor que le podía pasar es que este no pagara su deuda, ya que esto lo hacía subir un escalón hacia el cielo de la crueldad. Así la equivalencia correspondiente a la deuda no pagada era fijada y decidida por el acreedor. La deuda era pagada en sufrimiento, el suficiente para que el deudor en su lejana contemplación sintiera que la equivalencia estaba saldada. Por eso el sufrimiento debía ser visto desde fuera como más evidente, más fuerte, más brutal, más feroz que el infringido al acreedor en un primer momento, un sufrimiento que al fin y al cabo era ínfimo. Es así como la supuesta balanza de la justicia, equilibrada si se mira en tercera persona, se desajusta: no se da una equivalencia real, sino la equivalencia del que tiene voluntad de poder, ya no sobre sí mismo, sino sobre un moroso desgraciado.

Y es así como fueron evolucionando los enviados prestamistas del cielo, cada vez más mediados e inaccesibles, más ausentes, más lejanos. Los acreedores se convirtieron en lejanos fundadores de la humanidad generando día a día una deuda cada vez más desmesurada, una deuda impagable. La literatura de un Dios al que debemos todo, de una humanidad que no es responsable de sí misma, cuya conciencia está dañada en el mismo momento de nacer, conciencia fabricada con el fuego y el dolor que infunde una promesa no cumplida, una culpa. ¿Su castigo? Una pena para toda la humanidad, una desgracia, un dolor, un lamento, un largo gemido compasivo que cae del cielo y nos llena de nihilismo.

Ahora que Dios ha muerto, ahora que nos hemos bebido el horizonte, hemos encontrado otro ídolo que de sentido a esta existencia irresponsable e inconsciente de sí misma. Un Dios al que jamás pagaremos todos los caprichos, la prisa, las cajas de hormigón donde vivimos, los falsos compromisos y la burocracia que nos ha regalado. Ese nuevo Dios es al que nosotros llamamos entidad financiera, banco, prestamista del siglo XXI. Un Dios que nos da todo lo que necesitamos a cambio, tan solo, de un continuo sentimiento de culpa, de remordimientos, de estrés, de miedo, de desgana, de dependencia. Sentimientos estos que son los que sustentan una sociedad que está más muerta que viva. Una sociedad que poco a poco ha ido asesinando nuestros instintos, nuestras ganas de vivir, nuestra vida animal, la única vida natural: la vida que sí está viva.

domingo, 12 de abril de 2009

Colgá en los balcones

martes, 31 de marzo de 2009

Pizquillez amilcariana

Ayer naciste y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida,
y para no ser nada estás lozana?

Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.

Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.

No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para tu vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.


Don Luis de Góngora y Argote

domingo, 15 de marzo de 2009

Esto no está muerto.

No me lo mataron,
ni con la distancia ni con el vil soldado.

Adiós Lily,
mi pequeña mártir.