Fue por culpa de un papel.
Y por culpa de una boca demasiado grande, o dos.
La amistad tiene el mismo valor que un sucio pedazo de celulosa pintada.
Se se pierde esa celulosa, se pone en duda esa amistad.
¿Es normal que subordinemos nuestras vidas a los papeles legales, y no a las sonrisas, a los sentimientos?
¿Es normal que un mismo papel pueda hacer reir, vivir, y a la vez sufrir, llorar, matar...?
Hay que quemar ese papel, hay que quemar todo el papel que pretenda tener más valor que el suyo propio.
Hay que quemar todos los papeles que no sirvan para escribir, que no sirvan para leer.
No quiero papeles que impongan valor a cosas externas a ellas mismas.
No quiero papeles muertos que valgan más que la gente viva.
PRIVILEGIO FLACO Y EL BODY SHAMING FEMINISTA
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Magdalena Piñeyro
*La falta de perspectiva antigordofóbica en cierto sector del feminismo me
tuvo varios días con unas impetuosas ganas de quemar mi eti...
Hace 1 día
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