Ayer vi que habían puesto cuatro reposabrazos en el banco que está frente a la plaza de la iglesia. Un señor de camisa blanca que salía de la misa también lo vió y con alegría se sentó cómodamente en el nuevo trono mientras miraba las palomas, hasta que las palomas se cansaron de picotearle el zapato, y se fue. Al rato, un señor de camisa gris, que cargaba unas bolsas llenas de periódicos arrugados, se detuvo unos segundos a mirar el banco, coloco una bolsa en cada asiento, y se acostó a dormir debajo.
PRIVILEGIO FLACO Y EL BODY SHAMING FEMINISTA
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Magdalena Piñeyro
*La falta de perspectiva antigordofóbica en cierto sector del feminismo me
tuvo varios días con unas impetuosas ganas de quemar mi eti...
Hace 1 día
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