martes, 28 de diciembre de 2010

Eterno retorno

¿A qué viene esa mirada,
mezcla de pánico y resignación?
Ese saber estar,
esa escondida traición.

De esta sala de espera
te has convertido en nada.
Tu curiosidad de cinco años
se ha visto destrozada.

De pronto pareces darte cuenta
de que no estás en tu sitio.

Vuelves a interpretar tu papel:
hablas con tu abuela un idioma
que solo ella entiende.

Y ya no me miras desconfiada,
ni siquiera reparas en mí.

Vuelves a ser una niña,
al menos,
hasta que envejezcas
(tú también)
en una sala de espera.

Y entonces,
sea a ti a quien le toque
entretener a una nieta…

0 le contestaron: